En Japón se encuentra la isla más triste del mundo: las catástrofes naturales provocaron su abandono

Una de las tantas islas con las que cuenta el país oriental, es el escenario ideal para muchas películas que van a grabar allí sus escenas más melancólicas.

Por Canal26

Miércoles 24 de Abril de 2024 - 20:30

Hashima, Japón. Foto: Unsplash Hashima, Japón. Foto: Unsplash

Hashima es una isla japonesa que, aunque supo ser muy próspera en el pasado, en la actualidad solo alberga edificios vacíos que generan un panorama desolador.

Es tal el abandono de esta porción de tierra en el medio del mar, que fue catalogada como "la isla más triste del mundo". Es que, debido a los ciclones y la humedad e inundaciones constantes que azotaban la isla, la población entera emigró y se transformó en un lugar fantasma.

Hashima, Japón. Foto: Wikipedia Hashima, Japón. Foto: Wikipedia

Sin fauna ni flora autóctona, las paredes perdieron su color original, los techos se agrietaron y los edificios se convirtieron en esqueletos inhabitados que fueron aprovechados, durante la Segunda Guerra Mundial, como sitios de confinamiento para prisioneros.

Esta es la increíble historia de Hashima, la misma que atrae a miles de turistas al año que pretenden ver en primera persona los vestigios de la escalofriante isla japonesa.

Isla Martín García. Foto: Ministerio de Ambiente  PBA.

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La historia de Hashima

Cadenas internacionales de noticias, como CNN, la catalogaron como uno de los 10 lugares más escalofriantes en el mundo. Pero no siempre fue así. Hacia finales del siglo XIX, Hashima era un punto de interés minero porque rebosaba en yacimientos de carbón submarinos

Incluso alcanzó, hacia la década de los 60, una población de más de 5 mil habitantes dedicados a alguna actividad relativa a la minería de carbón. 

Hashima, Japón. Foto: Unsplash Una isla cuyo pasado fue industrial. Foto: Unsplash

Sin embargo, cuando las reservas naturales se agotaron, tan sólo 14 años después, la explotación del espacio no tuvo sentido, porque el recurso ya se había terminado. Y los habitantes, sin motivos para vivir allí, abandonaron el territorio no sin dejar las huellas de su paso por allí mediante edificios de hormigón que delatan la era industrial de la isla.